lunes, 8 de abril de 2019


    DIOS EN DIÁLOGO
La novedad de la revelación bíblica consiste en que Dios se da a conocer en el diálogo que desea tener con nosotros. La Constitución dogmática Dei Verbum había expresado esta realidad reconociendo que «Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, trata con ellos para invitarlos y recibirlos en su compañía». Sin embargo, para comprender en su profundidad el mensaje del Prólogo de san Juan no podemos quedarnos en la constatación de que Dios se nos comunica amorosamente. En realidad, el Verbo de Dios, por quien «se hizo todo» (Jn1,3) y que se «hizo carne» (Jn1,14), es el mismo que existía «in principio» (Jn1,1). Aunque se puede advertir aquí una alusión al comienzo del libro del Génesis (cf. Gn 1,1), en realidad nos encontramos ante un principio de carácter absoluto en el que se nos narra la vida íntima de Dios. El Prólogo de Juan nos sitúa ante el hecho de que el Logos existe realmente desde siempre y que, desde siempre, él mismo es Dios. Así pues, no ha habido nunca en Dios un tiempo en el que no existiera el Logos. El Verbo ya existía antes de la creación. Por tanto, en el corazón de la vida divina está la comunión, el don absoluto. «Dios es amor» (1 Jn 4,16), dice el mismo Apóstol en otro lugar, indicando «la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su camino». Dios se nos da a conocer como misterio de amor infinito en el que el Padre expresa desde la eternidad su Palabra en el Espíritu Santo. Por eso, el Verbo, que desde el principio está junto a Dios y es Dios, nos revela al mismo Dios en el diálogo de amor de las Personas divinas y nos invita a participar en él. Así pues, creados a imagen y semejanza de Dios amor, sólo podemos comprendernos a nosotros mismos en la acogida del Verbo y en la docilidad a la obra del Espíritu Santo. El enigma de la condición humana se esclarece definitivamente a la luz de la revelación realizada por el Verbo divino

De Verbum Domini 6












http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20100930_verbum-domini.html




HISTORIAL DE DOCUMENTOS DEL MAGISTERIO SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN

1965 CONCILIO VATICANO II ---- DEI VERBUM--  SOBRE LA DIVINA REVELACIÓN- 2
 “ Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a Sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consortes de la naturaleza divina. En consecuencia, por esta revelación, Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía”
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html

1971 DIRECTORIO GENERAL PARA LA CATEQUESIS –40
 “ Dios se reveló progresivamente a los hombres, por medio de los profetas y de los acontecimientos salvíficos, hasta que culminó su revelación enviando a su propio Hijo”

http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cclergy/documents/rc_con_ccatheduc_doc_17041998_directory-for-catechesis_sp.html


1975 EXHORTACIÓN CATEQUÉTICA EVANGELII NUNTIANDI- 8-9
El anuncio del Reino de Dios. Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ante todo un reino, el reino de Dios, tan importante que, en relación a él, todo se convierte en "lo demás", que es dado por añadidura. Solamente el reino es pues absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el mundo rechaza, las exigencias del reino y su carta magna, los heraldos del reino, los misterios del mismo, sus hijos, la vigilancia y fidelidad requeridas a quien espera su
llegada definitiva.El anuncio de la salvación liberadora. Como núcleo y centro de su Buena Nueva, Jesús anuncia la salvación, ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El.
Todo esto tiene su arranque durante la vida de Cristo, y se logra de manea definitiva por su muerte y resurrección; pero debe ser continuado pacientemente a través de la historia hasta ser plenamente realizado el día de la venida final del mismo Cristo, cosa que nadie sabe cuándo tendrá lugar, a excepción del Padre
http://w2.vatican.va/content/paul-vi/es/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19751208_evangelii-nuntiandi.html


1979 CATECHESI TRADENDAE
“…el fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo: sólo Él puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad.”

http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_exhortations/documents/hf_jp-ii_exh_16101979_catechesi-tradendae.html

1997 CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA 1
“ Dios, infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada. Por eso, en todo tiempo y en todo lugar, se hace cercano del hombre: le llama y le ayuda a buscarle, a conocerle y a amarle con todas sus fuerzas. Convoca a todos los hombres, que el pecado dispersó, a la unidad de su familia, la Iglesia. Para lograrlo, llegada la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo como Redentor y Salvador. En Él y por Él, llama a los hombres a ser, en el Espíritu Santo, sus hijos de adopción, y por tanto los herederos de su vida bienaventurada.”

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html

2007 SPE SALVI
“El cristianismo no traía un mensaje socio-revolucionario como el de Espartaco que, con luchas cruentas, fracasó. Jesús no era Espartaco, no era un combatiente por una liberación política como Barrabás o Bar-Kokebá. Lo que Jesús había traído, habiendo muerto Él mismo en la cruz, era algo totalmente diverso: el encuentro con el Señor de todos los señores, el encuentro con el Dios vivo y, así, el encuentro con una esperanza más fuerte que los sufrimientos de la esclavitud, y que por ello transformaba desde dentro la vida y el mundo.”
http://w2.vatican.va/content/benedict-xvi/es/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi.html


2008 SINODO DE LOS OBISPOS. LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA Y EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA

“Aún cuando la Sagrada Escritura sea inspirada en todas sus partes, la inerrancia se refiere sólo a «la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra» (DV 11)”


2010 EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POST SINODAL VERBUM DOMINI
 “La Palabra de Dios nunca está presente en la simple literalidad del texto……..
“Sigue siendo para nosotros una guía segura lo que decía Hugo de San Víctor: «Toda la divina Escritura es un solo libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura habla de Cristo y se cumple en Cristo»

2013 EVANGELII GAUDIUM
“En todos los bautizados, desde el primero hasta el último, actúa la fuerza santificadora del Espíritu que impulsa a evangelizar. El Pueblo de Dios es santo por esta unción que lo hace infalible «in credendo». Esto significa que cuando cree no se equivoca, aunque no encuentre palabras para explicar su fe. El Espíritu lo guía en la verdad y lo conduce a la salvación. Como parte de su misterio de amor hacia la humanidad, Dios dota a la totalidad de los fieles de un instinto de la fe —el sensus fidei— que los ayuda a discernir lo que viene realmente de Dios. La presencia del Espíritu otorga a los cristianos una cierta connaturalidad con las realidades divinas y una sabiduría que los permite captarlas intuitivamente, aunque no tengan el instrumental adecuado para expresarlas con precisión.”






miércoles, 12 de enero de 2011

lunes, 16 de noviembre de 2009

SIGNIFICADO DEL TRÍPTICO QUE BENEDICTO XVI REGALÓ CON OCASIÓN DE LA...

MISIÓN CONTINENTAL


VERSIÓN DEL TRÍPTICO REPINTADA POR UN ARTISTA ARGENTINO

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Benedicto XVI ha dejado a los países de América Latina y el Caribe el regalo de su presencia, de su oración, de sus palabras vivificantes y valientes. Junto a ello está el don de este tríptico que representa el “Cristo del envío”. El pueblo creyente lo irá recibiendo, no sólo como una ilustración de verdades. Tal vez lo hará suyo y lo transformará, por la plegaria, en un ícono de su devoción cálida y confiada, en una parábola pictórica en la cual se unen el Credo de la fe con la persona del Sucesor de Pedro.

La Iglesia de Latinoamérica y del Caribe considera como hito inicial de su evangelización un ícono: la figura mestiza de María de Guadalupe, representada en la tilma de San Juan Diego. Ahora Benedicto XVI ha retomado esta tradición, y ha entregado a los Obispos participantes del Encuentro en Aparecida, un tríptico evangelizador y devocional.

En él se contienen la espiritualidad y el programa pastoral característicos que propone el lema de la V Conferencia: “Discípulos y misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos en Él tengan vida. ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida’ (Jn 14,6)”. El tríptico fluye de la tradición del arte cuzqueño. Con este tríptico del Papa se encuentran simbólicamente en Aparecida, la cultura andina que comparten los países del océano Pacífico con el mundo lusohablante de las costas del Atlántico, al cual pertenece el santuario nacional mariano de Brasil.
El programa iconográfico se despliega interiormente en ocho cuadros y en otras imágenes menores





1.- El motivo central lo ocupa una representación de Cristo Resucitado, en la hora del envío misionero de los discípulos. La radiante figura de Jesús preside la totalidad del tríptico con el halo de una serena victoriosidad. En los rostros de los enviados se manifiesta la plural riqueza del pueblo de Dios. Hay hombres y mujeres. Algunos tienen tez blanca. Otros rostros son de mulatos, de indígenas, o de mestizos. Hacia el fondo se ve la escena del Calvario y dos ángeles. En la leyenda se reproduce la autodefinición del Mesías, las palabras del envío discipular -“vayan y hagan discípulos a todos los pueblos” (Mt 28,19)- y el solemne encargo de la Madre del Señor a su Iglesia.

2.- A la luz del milagro de Caná se señala catequéticamente el imperativo pastoral de movilizar el amor a María de los fieles a una obediencia irrestricta al querer de Jesús - “hagan lo que él les diga”. La figura de los esposos, destaca la grandeza del sacramento del matrimonio. Las tinajas del vino expresan la alegría de los discípulos que, por la “manifestación de su gloria,…creyeron en él”.

3.- Vocación de los primeros. Pedro y Andrés, Santiago y Juan son llamados. Las palabras de elección de Jesús, tienen una réplica humilde de Pedro quien se siente del todo indigno para seguir la vocación de apóstol. Desde ahora serán pescadores de hombres. Los cuatro escogidos aceptan remar mar adentro y echar las redes sólo “en tu nombre”. El resultado es una abundancia milagrosa. Han dejado todo. Comienzan la senda del seguimiento discipular.

4.- La mutiplicación de los panes. El verde de la hierba recuerda que ocurrió en primavera. Cristo despliega el poder de su misericordia, haciendo abundante el escaso alimento inicial. Pero no es él quien entrega el pan a la multitud -“denles ustedes de comer”. Los discípulos tienen el encargo de atender a los menesterosos. Resuena aquí una urgencia impostergable. Es el imperativo de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe de atender a los pobres y postergados, “sea en el socorro de sus necesidades más urgentes, como también en la defensa de sus derechos” (Homilía de los obispos 11-05).

5.- Encuentro con los discípulos de Emaús. Esta escena muestra como Jesús mismo entra en el dinamismo peregrinante de la Iglesia. Durante el camino, él explica las Escrituras. En la mesa de Emaús, el Resucitado parte y comparte el pan. Pictóricamente la atención se focaliza en la centralidad de la Palabra y la Eucaristía. El texto de la leyenda registra la intensidad del encuentro del discípulo con su Maestro. Es un ardor contemplativo que llevará a un nuevo trayecto misionero hacia Jerusalén.

6.- La venida del Espíritu Santo. Es el nacimiento de la Iglesia. Los apóstoles se congregan en torno a María Madre. Pedro tiene las llaves, como símbolo de su encargo específico en el Colegio Apostólico. “Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”. Aparecen las mujeres, de las que habla el libro de los Hechos. Unidad en la comunión del Espíritu Santo. Variedad de carismas. Sólo por el vigor divino que el Paráclito les concede, podrán asumir la misión encomendada.

7.- Los discípulos de Jesús evangelizan. Sucede ahora. Los discípulos entran en la vida de “nuestros pueblos”. La evangelización ocurre en el diálogo cotidiano. Los discípulos y misioneros del siglo XXI prolongan el amor y el compromiso de San Juan Diego de Guadalupe, con la Biblia en la mano. En su tilma va, impresa por el cielo, la imagen de la Virgen María, discípula perfecta y sabia educadora de los elegidos por Jesús para evangelizar.

8.- El Padre Eterno y el Espíritu Santo. Corona el tríptico una imagen del Padre de Jesucristo. Se le muestra unido en el Espíritu al Señor Resucitado. Con este remate, todo el tríptico logra un marcado carácter trinitario, tal como era usual en los retablos de la primera evangelización. Se indica así cuál es la fuente y el destino de la historia humana. Así el Dios Uno y Trino es propuesto como la suprema realidad de amor, en la que se sostienen e inspiran todas las formas de comunión y solidaridad que brotan del evangelio.

9.- En las esquinas superiores de los paneles laterales abiertos, aparecen dos santos emblemáticos del primer siglo del cristianismo. Uno es el gran misionero venido de España, Santo Toribio de Mogrovejo. El Obispo místico realizó una gigantesca obra evangelizadora desde su sede limeña. La otra figura es Rosa de Lima. Representa la recepción del evangelio por parte de los criollos americanos. Esta laica nacida en una familia de origen dominicano, llegó a una alta cumbre de intimidad esponsal con Cristo y de heroica caridad con los pobres.

10.- Cuando el tríptico está cerrado, aparece el escudo papal de Benedicto XVI, y se ve la dedicatoria de mano del Papa con la exhortación señera hacia el futuro: “Sean discípulos y misioneros de Jesucristo, para que vuestros pueblos tengan vida. Aparecida, 13 de mayo del 2007.”
El sello final es la Imagen de Nuestra Señora Aparecida. En torno a ella se congrega un racimo abigarrado de diversos rostros del pueblo que ella protege y guía por estas latitudes.

lunes, 17 de noviembre de 2008

QUEREMOS SER DISCÍPULOS MISIONEROS

AICA Documentos - Monseñor Luis Teodorico Stöckler

Carta pastoral de monseñor Luís Stöckler, obispo de Quilmes para la Cuaresma 2009

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo:
1. Con el mandato de la Asamblea del Pueblo de Dios del año pasado queremos comenzar esta Cuaresma y el período de tres años, en el cual debemos poner en práctica las líneas de acción que la Asamblea nos ha marcado. Desde el inicio de este camino que recorrimos juntos, hemos invocado al Espíritu de Dios para que nos hiciera ver lo que nuestra Iglesia diocesana necesita. La libertad con que todos han manifestado su sentir y elegido los objetivos por lograr, nos da la fuerte convicción que estamos haciendo lo que Dios nos pide en este momento. Ahora hemos de seguir pidiéndole al Espíritu que nos ayude en la concreción del plan para llegar a buen término.
“Queremos ser discípulos misioneros”: este lema de la Asamblea es ahora nuestro propósito. En lo que hagamos, siempre debemos preguntarnos si obedece a lo que nos inspira Jesús. Porque no se puede evangelizar sino desde la unión íntima con el Maestro. Y a la inversa, la autenticidad de nuestra adhesión a Él se comprueba por nuestra disposición de compartir con los demás lo que Él nos comunica.

2. Permítanme que me adelante en esta carta con una de las propuestas votadas en la Asamblea, para prestarle especial atención ya durante esta Cuaresma. Me refiero a la línea de acción que propone: “Animar a los agentes de pastoral a la participación de una comunidad de referencia donde crezcan en su experiencia de fe”. Si bien se mencionan en esta propuesta especialmente a coordinadores, catequistas, servidores etc., sin embargo, la importancia de una comunidad de referencia vale para todos, y por eso mismo, con tanta más razón para los agentes pastorales. Me incluyo a mí mismo.
Esta propuesta quiere ser un aporte para profundizar el crecimiento en la fe. Estamos hablando aquí, en primer lugar, de los que solemos participar en la misa dominical. Si bien estamos presentes, sin embargo tenemos muchas veces la sensación que falta algo para llegar a un encuentro más profundo con Cristo. A veces la iglesia está llena, y con algunos nos vemos la cara con frecuencia, pero son débiles los vínculos entre nosotros. ¿No será que por eso mismo la inmensa mayoría de los bautizados no participa en nuestras comunidades? Es evidente que debe pasar algo más, para que ellos y nosotros mismos sintamos la asamblea eucarística como centro y cumbre de la vida de nuestras parroquias y capillas. A esto nos referimos, cuando hablamos de la necesidad de pertenecer a una comunidad de “referencia”.

3. ¿Qué entendemos por “comunidad de referencia”? Referencia expresa una relación o semejanza de una cosa con otra. Participar en una comunidad de referencia, quiere decir que una persona integra una comunidad, y la siente como un lugar donde puede hacer, junto a otros, la experiencia fuerte de la presencia de Cristo; una experiencia que la motiva a buscar y vivirla siempre y en todas partes. Para los cristianos el ejemplo de comunidad, por excelencia, es la que inició Jesucristo con los apóstoles; modelo, que ellos tomaron después para formar las iglesias domésticas entre las familias que adhirieron a la fe.
“Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hch 2, 42). Este ejemplo de vida apostólica ha sido durante 2000 años siempre de nuevo el ideal y aliciente para la renovación de la Iglesia. “Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre” (Hebr. 13, 8): Juan Pablo II repitió esta palabra de la Carta a los Hebreos permanentemente durante la preparación y realización del Gran Jubileo. Formar comunidades, donde podamos conocernos, compartir la Palabra, orar juntos y apoyarnos mutuamente en los compromisos particulares y comunitarios; de esto se trata. La razón de la pertenencia a una pequeña comunidad radica en la convicción que ahí, también hoy, se cumple la promesa de Jesús: “Donde hay dos o tres que se reúnen en mi nombre, ahí estaré yo”.

4. La Conferencia de Aparecida en 2007 dice con fuerza y claridad: “Para la Nueva Evangelización y para llegar a que los bautizados vivan como auténticos discípulos y misioneros de Cristo, tenemos un medio privilegiado en las pequeñas comunidades eclesiales” (307). “Ellas son un ámbito propicio para escuchar la Palabra de Dios, para vivir la fraternidad, para animar en la oración, para profundizar procesos de formación en la fe y para fortalecer el exigente compromiso de ser apóstoles en la sociedad de hoy. Ellas son lugares de experiencia cristiana y evangelización que, en medio de la situación cultural que nos afecta, secularizada y hostil a la Iglesia, se hacen todavía mucho más necesarias” (308). «Así la parroquia, por otra parte, como desde hace años nos lo hemos propuesto en América Latina, llegará a ser “comunidad de comunidades”» (309).

5. La propuesta en sí no es novedosa en nuestra Diócesis de Quilmes. Pero debemos reconocer que vale también entre nosotros lo que dice Aparecida: “se percibe un cierto debilitamiento de la vida cristiana en el conjunto de la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia Católica” (100). “La conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera” (370). Todos los emprendimientos pastorales que en los más de treinta años de nuestra Iglesia local han agrupado a los fieles, - sea como Comunidad Eclesial de Base o en una Asociación o en un Movimiento o como una Capilla - ahora han de preguntarse si el motivo de sus reuniones es realmente el encuentro con Jesucristo y su Palabra. Y donde no hay pequeñas comunidades, los agentes pastorales deberían crearlas entre familias que quieran poner en común su fe y responder a los problemas que las aquejan. “No se trata sólo de estrategias para procurar éxitos pastorales”, dice Aparecida, “sino de la fidelidad a la imitación del Maestro, siempre cercano, accesible, disponible para todos, deseoso de comunicar vida en cada rincón de la tierra” (372).

6. Mis queridos hermanos y hermanas: Les pido que acepten de buenas ganas esta propuesta, como el eje central de la planificación y acción de la pastoral en esta Cuaresma. Reúnanse en este tiempo en pequeños grupos, una vez por semana. Compartan la Palabra. Invoquen al Espíritu Santo para que los ilumine y anime. Si se dejan guiar por Él, descubrirán su presencia en el corazón propio y de los otros, y sentirán el gozo que tenía Jesús, cuando los discípulos volvieron después de haber evangelizado en su nombre.
Invoco a la Santísima Virgen para que nos acompañe en esta nueva etapa de nuestra Iglesia, y los saludo con mi afecto de padre y hermano.

Mons. Luis T. Stöckler, obispo de Quilmes

Nota: Esta carta se leerá en todas las Misas y Celebraciones del primer domingo de Cuaresma, 1º de marzo de 2009.

domingo, 16 de noviembre de 2008

MENSAJE DEL CARDENAL BERGOGLIO A BENEDICTO XVI

Mensaje de S.E.R. Card. Jorge Mario Bergoglio, Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, a Su Santidad el Papa Benedicto XVI, con motivo de la Visita ad límina del primer grupo de obispos argentinos.

Santidad:


Este primer grupo de Obispos Argentinos con gozo viene a su “Visita ad Limina”. Gracias por recibirnos, escuchar nuestras inquietudes y problemas, compartir nuestros proyectos pastorales y –sobre todo- gracias por confirmarnos en la fe y en el servicio pastoral.

Nuestra patria es grande en extensión y en corazón. Posee un rico patrimonio cultural y espiritual. Tiene un alma creyente. En nombre de los fieles de nuestras Diócesis le expresamos los sentimientos de respeto y amor filial como asímismo la gratitud por su magisterio que afirma nuestra fe y nuestra pertenencia a la Iglesia. Nos estamos preparando para celebrar el bicentenario de nuestra independencia (2010-2016) y queremos que esta fecha sea ocasión de renovación espiritual y fortalecimiento de nuestro patrimonio cultural y católico.

En nuestra acción pastoral procuramos seguir los lineamientos “Navega mar adentro” elaborados por la Conferencia Episcopal y aprobados en la Asamblea del 31 de mayo de 2003 y también los del Documento de la 5ª Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida. “Con oído atento y sensibilidad pastoral queremos mirar desde la fe la compleja realidad del mundo que nos toca vivir para discernir los signos de los tiempos como reclamos de evangelización” (NMA, 21)

Somos conscientes de que el drama de nuestro tiempo es la ruptura entre Evangelio y cultura. Las familias, las instituciones y la sociedad en general, no encuentran nuevos cauces para sostenerse y creer. En nuestro país la pérdida de los valores que fundan la identidad como pueblo nos sitúa ante el riesgo de la descomposición del tejido social (cfr. NMA 24-25).

El desafío radical que hemos de asumir en Argentina es precisamente esta profunda crisis de valores de la cultura en la que toman fuerza otros graves problemas: el escándalo de la pobreza y la exclusión social, la crisis del matrimonio y la familia, la necesidad de mayor comunión. En la raíz misma del estado actual de la sociedad percibimos la fragmentación que cuestiona y debilita los vínculos del hombre con Dios, con la familia, con la sociedad y con la Iglesia (cfr. NMA 23).

Sin embargo, con la esperanza que nos infunde el Espíritu Santo, vemos en esta crisis una ocasión providencial para escuchar la llamada de Jesús a crecer como Nación. A pesar del desgaste social, en nuestra patria subsisten reservas de valores fundamentales: la lucha por la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la defensa de la dignidad humana, el aprecio por la libertad, la constancia y preocupación por los reclamos ante la justicia, el esfuerzo por educar bien a los hijos, el aprecio por la familia, la amistad y los afectos, el sentido de la fiesta y el ingenio popular que no baja los brazos para resolver solidariamente situaciones difíciles en la vida cotidiana (cfr. NMA, 28). Todos estos son signos de esperanza que nos alientan al anuncio de Jesucristo, a la búsqueda de nuevos modos en la transmisión de la fe transmisión tan vapuleada y hasta resquebrajada por la crisis arriba descriptas. Nuestro pueblo ama a la Virgen María y la venera en sus múltiples advocaciones, peregrina a sus Santuarios, reza el Rosario y habitualmente lleva al cuello una medalla con su imagen. Nuestras Iglesias particulares se sienten llamadas a renovarse en el camino de la santidad comunitaria y misionera que anime la actividad pastoral ordinaria en forma más creativa y orgánica. (cfr. NMA 81). Queremos que nuestras Iglesias particulares sean casa y escuela de comunión y promover una espiritualidad de comunión entre nosotros obispos y con nuestros fieles (cfr. NMA 83-84), que nos haga crecer en el sentido de pertenencia a la Iglesia universal.

Santo Padre, con estas reflexiones y sentimientos nos acercamos hoy, filial y fraternalmente, y una vez más le pedimos a V. S. Que nos confirme en la fe y en el servicio al santo pueblo fiel de Dios.


Ciudad del Vaticano
14 de marzo de 2009
Card. Jorge Mario Bergoglio s.j.

NMA: Navega Mar Adentro

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